Con la ilusión por hombro hacia el Cristo de la primera cruz

Escrito por Carlos Illán Ruiz - 21DEhoy agenCYA. 22 de marzo de 2024 - VIErNES.

Manuel Martínez Guillén, 'Procesionista del año 2024', ha podido, durante la celebración de víacrucis que abre las procesiones en España, llevar al crucificado después de veinte años en los que no le había sido posible por ejercer de hermano mayor de la cofradía. El 'camino de la cruz' de la madrugada ha vuelto a atraer a saeteros y a mucho público, destacando que este año el bullicio ha sido superado por las peticiones de silencio al paso del cortejo. La paz en el mundo volvió a ser pedida por los sacerdotes católico y ortodoxo.

Manuel Martínez antes de la salida, la Soledad ante el Gran Hotel y los hermanos soga

Procesionista y portapasos. Así de simple se resume quien es Manuel Martínez Guillén en la Semana Santa de Cartagena. La primera faceta no ha dejado de ejercerla nunca, ocupase el cargo que ocupase (vocal, secretario general, hermano mayor y presidente de la Junta de Cofradía), pero la segunda sí. Tras las procesiones de 2003 fue elegido hermano mayor de la Cofradía del Cristo de los Mineros, de la que forma parte desde que tenía 12 años de edad, y tuvo que ocupar el sitio en la comitiva propia del cargo. En ese tiempo pudo ejercer de costalero con 'La Pequeñica' marraja y la 'Virgen del Primer Dolor' california, pero no con 'su Cristo'. Este año, cuando fue elegido 'Procesionista del año', lo primero que expresó fue su deseo de volver a meter el hombro durante el tiempo que pudiese y teniendo en cuenta que tiene 68 años de edad. "Estoy muy ilusionado", indicaba a este diario antes de salir. Lo consiguió. Enhorabuena. Este procesionista bueno se lo merece.

Casi con puntualidad y el lanzamiento de un cohete, la primera procesión de las que se celebran en España se puso en marcha a las tres y media de la madrugada, saliendo los dos tronos desde la carpa montada en la calle Sepulcro, con la imagen de la Catedral antigua, donde está la histórica capilla del Socorro, de fondo.

El fuerte viento del jueves amainó a partir de la una de la madrugada y el silencio tomó la noche. Sólo se escuchaba el tambor sordo y alguna gaviota. Marcha fúnebre en una multitud en la bajada de la calle donde esta hermandad espera tener algún día una capilla, posibilidad que surgió hace años y que parece no salir del atasco que sufre o de la falta de voluntad política.

En la bajada se da lectura a las dos primeras estaciones por parte del capellán de la cofradía, Lázaro Gomariz, quien también recuerda la importancia del silencio esta noche y de que es un Vía Crucis penitencial que siempre suplica por la paz en el mundo, en este caso por el fin de la guerra en la tierra que tuvo a Jesús (Jerusalén) y en Ucrania por la invasión rusa. El sacerdote ortodoxo de la comunidad ucraniana en Cartagena volvió a acompañarlo en el recorrido y en la última estación, antes de la recogida, rezó un padrenuestro en ucraniano.

Seguimos con la salida. Debajo del azulejo que recuerda el milagro que motivó la creación de esta cofradía en 1691 por parte de 33 caballeros, se escucha la primera saeta dirigida a la Virgen de la Soledad del Consuela. La canta José Cayuela. Unos metros más abajo se suma, desde el balcón del inmueble donde tuvo lugar el 'milagro' de 1691, María Dolores Cayuela con otra oración cantada, que también repite después al Cristo del Socorro.

En la plaza de San Ginés de la Jara se ve una multitud, pero este año más ordenada. El motivo es que, por primera vez, hay sillas instaladas. No se ocupan, pues no se quiere pagar por ver una procesión con sólo dos tronos, pero sirven como vallas para evitar el agobio del público durante el paso del cortejo. Todo un acierto.

Otro detalle a destacar. Es una noche con dos ambientes: el procesionista y el copero. Durante varios años, desde los primeros pasos en lo alto del monte, el bullicio estaba presente. Este año no ha sido así. Se escuchaba algo en la plaza de San Ginés, donde está el bar con más clientela esta madrugada, pero eran más los que con sus 'chisteos' reclamaban silencio.

En el cortejo van, además de alumbrantes, damas y portapasos, las autoridades, policías locales, bomberos con uniforme de gala y el grupo de amigos de la capa, siempre fieles a esta noche. También hay un detalle que recuerda a Antoñico 'El Lotero', fallecido hace unos meses y quien salía como alumbrante del Cristo de Socorro. Su hachote ha sido colocado en la parte posterior del trono. Como representación municipal está el edil Nacho Jáudenes junto a Javier Pavía, quien se ha estrenado como hermano mayor. En esta pasión nocturna también hay que destacar que el hermano mayor marrajo, Francisco Pagán, y el exalcalde José López van con el rostro tapado como portapasos.

El camino de esta cruz nos lleva hacia la iglesia de Santa María, donde espera la Virgen del Rosell, patrona oficial de Cartagena cuando se creó la hermandad. Hace tiempo se adentraba una representación de la procesión en la iglesia y desde hace año es la patrona quien sale a recibirlo. Esta vez es novedad que está acompañada, de forma oficial, por una representación de la cofradía que lleva su nombre. Tres ramos de flores serán depositados delante de la imagen. Otra novedad es la presencia de gradas en el exterior, que quedan estrenado esta madrugada.     

Sobre las cinco de la madrugada, tras la quinta estación, es cuando se ha llegado a esta especial escala. Sigue el vía crucis, ahora con dirección a la Real Basílica Menor de la Caridad, que luce este año totalmente renovada (incluso, cuando se entra, se huele 'a nuevo'). Los tronos llegan antes de las seis, la hora fijada para la primera misa en honor a la patrona popular de Cartagena, que es oficiada por Lázaro Gomariz. La dirección del Hospital de la Caridad no ha autorizado que entren dentro del templo, con lo que, por segunda vez y al igual que en 2023, esperaban fuera la celebración de la eucaristía.

A su conclusión (con vivas y Salve), rumbo hacia la plaza de San Ginés, la estación 14, donde llega a su fin con saetas, los últimos padrenuestros (uno en ucraniano) y el canto de la Salve con los tronos encarados. El epílogo es la subida de las peanas a hombros, pero ya no a ritmo cofrade sino 'legionario', a sus lugares de origen. Allí, al llegar, los que han participado en el víacrucis, ahora con rostros descubiertos y 'bailando' a hombros las imágenes, les dedicarán la Salve final.

Vídeo del Ayuntamiento de Cartagena de la salida:

Vídeo de todo el Vía Crucis de 'Semana Santa de Cartagena TV':

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