‘Cartagena, ciudad dormitorio que pierde durmientes’

Escrito por OPINIóN. Carlos Illán Ruiz. 27 de abril de 2022 - MIÉRCOLES.

"Vuelven las Cruces de Mayo y se reactivan miedos y polémicas. ¿Urbe para el ocio o para el descanso? ¿Hay que elegir o se puede compaginar? Cada parte tiene sus argumentos, pero no se ve voluntad de ceder. Mientras, desde el año 2008 han sido casi veinte mil los residentes censados en el casco histórico que se han marchado (de 63.588 a 42.327).

Cartagena ciudad cambió a partir de 2008, cuando perdió el colegio que tenía (San Miguel) y sus residentes vieron como iba a más el problema para utilizar sus coches al implantarse la peatonalización. Cartagena se convirtió en muy bonita para visitar, pero no cómoda para residir. El artículo que publicamos en CARTAGENADEHOY.com el pasado mes diciembre (pinchar aquí) mostraba como el municipio va aumentando sus vecinos, mientras que la cifra baja de forma muy preocupante en la ciudad. Tiene su lógica, pues las familias que se van formando buscan comodidades para su día a día que el centro en muchos casos, no puede ofrecer a diferencia de barrios y pueblos de un municipio (excesivamente) grande. Sin embargo, a los temas del cercano colegio de los niños y de coger el coche se suma el ruido, otro factor que también influye a la hora de decidir donde se instala cada uno y su gente.

Todos llevan razón. Es indiscutible que los que residen en el casco más antiguo de la ciudad tienen continuamente eventos, lo que no gusta a muchos, siendo lo más molesto el ruido nocturno. Esto nadie lo puede poner en duda. Existe y mucho. Valga como ejemplo la salida del Cristo del Socorro en el Vía Crucis del Viernes de Dolores a las tres de la mañana. Lo normal era salir en silencio. Este año el murmullo de todos los que estaban de fiesta en las calles Aire, Cañón, Cuatro Santos y alrededores era la ‘música ambiental’.

Por otro lado están los que abogan por tener una ciudad viva fuera del horario comercial y del turismo. Salvo las calles principales (Mayor, Carmen, Puerta de Murcia y unas cuantas más), cuando llegan las nueve de la noche, Cartagena es una ciudad más bien tristona y desangelada. También estas personas tienen sus razones y resaltan que la actividad social debe ser algo normal en el epicentro urbano y no entiende hasta que haya habido polémicas por las campanas de una iglesia, como sucedió hace unos años.

Y entre medio está el Ayuntamiento, el que autoriza o prohíbe. Sobre el dinero público que maneja están las amenazantes denuncias, de las que muchas acaban en sentencias de elevada indemnización. ¿Autoriza o no autoriza?

La solución (por ahora) apunta a fijar horarios y hacerlos cumplir, pues no parece que los ‘marchosos’ estén por la labor de no molestar y tampoco ‘los durmientes’ parecen tener más cuerda. Tengo la sensación de que este tema aún tiene muchas historias y polémicas por escribir. Una pregunta que me hago: ¿por qué hay que meter tanto las fiestas en la madrugada? Hace unas semanas estuvimos en La Palma y comprobamos que también hay muchos (pero muchos) no trasnochadores. El día puede dar para mucho sin necesidad de madrugada.

Mientras, la ciudad tiene cada vez menos ciudadanos, pero lo mismo estoy equivocado y la solución la encuentran de forma fácil todos los implicados, con lo que todo quedaría ‘ferpecto”.


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