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CyR-23: Cuéntame como (quizás) pasó

Himilce acude ante la diosa Tanit para pedirle que le augure el destino de su esposo, Aníbal, y de su ciudad, Qart-Hadast. La entrañable y más femenina representación carthaginesa regresó al Parque Torres para seguir cautivando al público.


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“hay hechos en la historia de los pueblos (…) este oráculo que nadie presenció jamás y que pudo suceder en Qart-Hadast hace más de 2200 años”. Es, condensada, la voz en off que abre cada año de Carthagineses y Romanos la obra del ‘Oráculo de Tanit’, en la que se respeta el guión que creó la recordada Rosa Juaneta, cuya voz a la que nos referíamos. Fue durante año el homenaje de las fiestas a la mujer, siendo el único varón que subía al escenario el sumo sacerdote (Antonio Cano, quien sigue fiel a su rol en la obra), para después abrirse a la paridad, aunque manteniendo su carácter de homenaje a la mujer.



Varias eran las novedades de este año. Por un lado, el regreso al Parque de Torres, donde se estrenó hace más de tres décadas y donde más luce. Por otro, la nueva dirección de Adrián Quiñones, quien, de lo poco que se puede tocar por respeto a la autora, creó un escenario piramidal de cuadro esquinas y varió algo el movimiento de damas y guerreras, pero todo muy similar a la tradición festera. El tercer foco nuevo era para Esther Escolar, quien debutaba en el papel protagonista de Himilce tras estrenarse como actriz un día antes en ‘las bodas’. Tiene mucha madera interpretativa por lo poco visto.



El templo de Tanit abre sus puertas al pueblo y acuden un anciano que quiere saber si su hijo volverá del combate, un guerrero con dudas sobre su futuro y una esposa deseosa de concebir un hijo de su amor, ahora en la guerra. La sacerdotisa responde a los tres de forma que recuperan el optimismo. Después, con honores de sangre azul, llega la princesa Himilce. No pudo ir con Aníbal en la misión de Roma y quiere conocer su destino y el de Qart-Hadast. Le vaticina la victoria romana, pero que su esposo vivirá y se reencontrará con él en África, en un primer momento, y después cada año en unas fiestas que homenajearán aquella época en Cartagena, ciudad que resurgirá.

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