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‘La Duda’ vuelve a ser como era

Macarena Poblaciones ha conseguido que el grupo formado por Cristo y Santo Tomás recupere los colores de cuando fue creado en 1965, que las ropas tenga el tono original, que Jesús vuelva a tener marcadas las venas en su brazo o que la herida sea tal y no una raya en el costado. Ambas tallas pueden verse de cerca hasta el 10 de marzo.



La Cofradía de Jesús Resucitado y la agrupación de la ‘Aparición de Jesús a Santo Tomás’ han dado a conocer  el resultado del delicado y arduo trabajo de restauración de las imágenes que Federico Coullaut-Valera creó en madera de pino 1965 para el Domingo de Resurrección de Cartagena, siendo el valenciano Enrique Gimeno Montabal quien se encargó de su policromado. Entonces y ahora, 59 años después, son los dos momentos en las que se pueden contemplar como fueron en origen.



La sala de exposiciones de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, en su planta baja de la calle del Aire, se pueden ver muy cerca hasta el 10 de marzo. Marién García Boj, hermana mayor de la Cofradía del Resucitado, invita a la ciudadanía a acercarse para ver esta tallas de una forma que no es habitual y comprobar “cómo sobrecoge la imagen de Jesús y cómo la restauración ha recuperado las venas de su brazo y la llaga de la herida, que antes era una raya”, indica quien estuvo acompañada en esta presentación por Francisco Avilés, presidente de la agrupación, y varias decenas de procesionistas.



Macarena Poblaciones, quien está llevando la recuperación del patrimonio imaginero resucitado, ha llevado su labor en estas tallas durante tres meses para ‘curarlas’ de los desperfectos sufridos por el paso del tiempo, la humedad, por pequeños accidentes y por diferentes intervenciones parciales, “las cuales no siempre han resultado favorables”, apunta, en referencia a que alteraron su policromía con gruesos repintados, además de alterar su fisionomía “debido a la oxidación de los metales que recubren los voluminosos paños de sus ropajes”.

El trabajo se estructuró en limpieza (con un método mecánico-química9, estucado y barnizado final, comenzando con las catas que permitieron conocer el estado real de la capa pictórica original, que resultó que estaba en buen estado. “Fue interesante comprobar la imagen de Jesús, cuyas carnaciones mostraban un aspecto refinado y muy rico en matices que dotaban a la talla de un gran naturalismo”, apunta la restauradora, quien también descubrió la diferencia de tono del paño de pureza que cubría a Jesus y que había algunas falanges fracturadas, que fueron reintegradas mediante cianocrilto. En la investigación inicial, a través de documentos, se comprobó que el dedo corazón de la mano izquierda de Santo Tomás había sido reemplazado debido a una fractura irrecuperable. Otros datos fueron la aplicación de gran cantidad de betún de Judea, el sellado de diversas grietas y a presencia de hongos por la humedad.


Toda esta relación ya no existe debido al trabajo de restauración, con lo que el ‘auténtico’ Tomás ya dirige sus dedos hacia las llagas del ‘auténtico’ Jesús para aclarar sus dudas. Ambos han ‘rejuvenecido’ al recuperar su plena belleza original. Por cierto, todo el proceso está perfectamente explicado en la sala donde se expone gracias a paneles donde el texto explicativo va acompañado por fotos que permiten comprobar el cambio radical.  



 


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