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"No están negando el agua"

Los residentes en más de cincuenta viviendas de la calle Subida al Castillo (y sus travesías) llevan desde diciembre sin apenas suministro, pues unos disponen de media a dos horas de madrugada y a otros no les llega, lo que está generando multitud de problemas y que sus casas se acumulen botellas y garrafas. Piden que vuelva a funcionar el motor para elevar el líquido (dejó de funcionar hace años) y que se les pongan contadores. "No nos negamos a pagar, lo que necesitamos es un servicio normal, como el de cualquier ciudadano", indican, además de sentirse sin apoyo del ayuntamiento.



Ayer, pese a ser una jornada laboral, un grupo de residentes de la calle Subida al Castillo de la barriada de Los Mateos salió a la calle para protestar por la situación que sufre. "Las pancartas las haremos más adelante", indicaban, en referencia de que el problema que sufren ya acumula casi medio año, por lo que la situación es "insostenible y nos llevará a llevar a cabo más protestas para que nos hagan caso", proclaman, remarcando que cuanto más se acerca el verano, "peor es la situación".

Ese grave problema no es otro que sus viviendas carecen de un normal suministro de agua. Unos nos cuentan que lo habitual es que les llegue el ansiado líquido media hora o una hora de madrugada y otros, que residen más arriba, afirman que muchas veces no les llega "nada de nada". Toda esta situación, como es lógico, está generando innumerables problemas para una normal vida diaria. "Hacemos milagros para tener higiene con tan poca agua", indican, apuntando alguno que varios se desplazan con sus coches a plazas públicas del municipio para llenar botellas y garrafas, como nos muestran en nuestro recorrido, donde también comprobamos que del grifo no cae gota alguna. Una de las mujeres presentes también nos pone otro ejemplo de grave trastorno. "Tengo a mi madre con problemas para lavarla y que vaya siempre limpia a diálisis, donde tiene que acudir varios días a la semana", expone. Otros también señalan que es poco tiempo en que reciben el agua suele comenzar a las seis de la mañana, "con lo que hay que levantarse a recogerla, pero no es la primera vez que lo haces y luego no llega", remarcando que este problema altera hasta los hábitos de vida diaria.


Antonia, Félix, Ramona y María son algunas de las personas con las que conversamos. A veces se montan sus comentarios, pues cada una, en su casa, tiene su particular 'drama'. Queremos saber el origen y la evolución de esta situación.  

Por lo que nos indican, hasta hace 20 años funcionaba un máquina que elevaba el agua hacia las viviendas de la ladera del castillo. "Pero dejó de funcionar y desde entonces lo que llegaba era un chorrico, al que nos adaptamos", exponen. Desde diciembre del pasado año el suministro se ha reducido a lo que hemos expuesto antes.


Estos vecinos no pagaban el agua al tener un singular sistema de suministro. "No nos negamos a pagar nunca, pero sí queremos que el agua que nos llega a las casas sea igual que a los demás vecinos de Cartagena", afirman.

¿Qué han hecho antes de esta protesta para solventar el problema?, es la siguiente cuestión que abordamos. Nos dicen que se han presentado varios escritos a través de la Asociación de Vecinos de Los Mateos al Ayuntamiento de Cartagena, "pero no han tenido respuesta", afirma uno de los presentes, mientras que otras personas nos apuntan que le han hecho llegar la situación a las asistentes sociales, "que son también parte del Ayuntamiento, pero nos dicen que no tenemos derecho al no estar pagando". También uno de los presentes comenta que coincidió con la alcaldesa durante la reciente 'Noche de los museos' "y se lo dije, pero me dijo que era competencia de una persona de su equipo de gobierno. Me quedé con la sensación de que se 'pasan la pelota' de unos a otros sin hacer nada", expone.

Una mujer, por su parte, indica que acudió a la empresa del servicio de aguas para contratar, "pero me dijeron que a uno sólo no lo hacían". Entonces, tras este comentario, es un clamor escuchar que todos no se niegan a pagar, pero que les pongan contadores y vuelva a funcionar la máquina para tener una potencia normal de la llegada del preciado líquido. "No creemos que existan tantos problemas, pues la misma línea de tuberías actual sirve, sólo hay que poner un contador ante cada casa y el que no pague, pues que no tenga agua", insisten.

Las frases que más repiten durante nuestra presencia en Los Mateos son "Nos niegan el agua" y "No somos animales", además de sensación de impotencia, "pues nadie nos hace caso". Un miembro de la asociación de vecinos presente nos informa de esos escritor remitidos al gobierno local y señala que se hacen gestiones para celebrar una reunión con los vecinos, previa a pedir otra con el Ayuntamiento de Cartagena y la concesionaria del servicio municipal de agua. "Ahí es donde debe fijarse cuál es la solución, pero mientras no nos hagan caso no se podrá celebrar", lamenta uno de los afectados, mientras que varios desvelan su temor de que detrás de esa indiferencia y de ese recorte de agua "está que buscan echarnos de aquí", a lo que dice otra vecina que no lo aceptarán, "si hay que ser como en el barco de 'Chanquete', lo seremos".

Un vecino, en moto, llega y nos indica que ha contado las viviendas afectadas y que supera ligeramente el medio centenar, con lo que abarcará, mínimo, a unas ciento cincuenta personas. La sensación, en base a lo que hemos escuchado, es que se trata de un problema que va a más (por los meses que acumula, la llegada del verano y la tensión creciente percibida en los afectados) y que precisa encontrar una solución.     

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