Conoce a fondo el Casino de Cartagena

En un céntrico palacete del siglo XVIII nos encontramos el Casino de Cartagena, ubicado ahí en 1861 y con una fachada realmente prodigiosa. Hoy queremos adentrarnos en su historia y en su arquitectura para conocer más sobre este espacio de más de dos mil metros cuadrados, que se divide en cuatro plantas.

Aunque todos relacionamos los casinos con apuestas y juegos de azar, estos edificios no siempre han tenido esta función, albergando obras de teatros, convenciones o fiestas nobles. Además, hoy en día este tipo de actividades están cambiando y migrando a un espacio digital, como puede ser Lowen Play España, con los casinos online ganando cada vez más popularidad.



EL CASINO DE CARTAGENA Y SU HISTORIA

La Casa del Marqués de Casatilly es un palacio del siglo XVIII en el que hoy podemos encontrar el Casino de Cartagena. Como ya hemos mencionado, se ubicó aquí en 1861; primero en régimen de alquiler hasta 1890 y después como propiedad.

Antes de la compra definitiva, ya se realizaron las primeras obras en el edificio para mejorar las instalaciones. Sobre 1870, el arquitecto murciano P. A. Berenguer se hizo cargo de las modificaciones iniciales, aunque no se conoce exactamente qué trabajo realizó en el interior del Casino.

Algunos años más tarde, en la década de los 1890, los periódicos locales reseñan unas nuevas obras que prepararían el edificio para el tradicional baile de Carnaval, aunque no trascendieron los nombres de los arquitectos.
Pero fue a final del siglo XIX cuando se llevó a cabo la más importante de las reformas.

Víctor Beltrí y Ramón Amaré fueron los responsables. Este último, decorador de profesión, trabajó el interior del casino y consiguió que la escalera fuese uno de los atractivos. Beltrí, por su parte, fue el encargado de la fachada que hoy en día podemos contemplar.


Relevancia en la vida pública

A lo largo de más de 150 años, el Casino de Cartagena ha acogido una enorme variedad de actividades tanto sociales como festivas. Desde debates políticos o estudios literarios hasta conciertos y bailes. Uno de ellos, a modo de anécdota, se organizó con motivo de la visita a la ciudad de Alfonso XIII. El rey finalmente no pudo asistir, debido a una lesión en la pierna, y tuvo que sustituirle Justo Aznar, senador en las Cortes.

El Casino siempre ha sido utilizado como punto de encuentro para sus socios, que se ponían al día en distendidas charlas o cerraban tratos para sus negocios. Muchos de ellos eran de clase alta y tenían una gran influencia en el gobierno de la ciudad, por lo que no es de extrañar que algunas de las decisiones más importantes para Cartagena se hayan tomado entre estas paredes.

En 1862, recién inaugurado el Casino, la reina Isabel II visitó la ciudad y en especial la Casa del Marqués de Casatilly. Desde entonces, se convirtió en el lugar de referencia para los burgueses de la zona, que trataban de mejorar poco a poco el edificio como hemos visto en párrafos anteriores.

Ricardo Spottorno Bienert fue el primer presidente del Casino de Cartagena. Se trataba del jefe del Partido Liberal y un importante comerciante industrial, además de Hermano Mayor de la Cofradía California.

Hoy en día, entre las filas de los asociados al Casino se encuentran más de 200 personas, aunque hace algunas décadas se superaba el medio millar sin dificultad.


ARQUITECTURA Y DECORACIÓN DEL CASINO DE CARTAGENA

El edificio al completo ha ido adaptándose al patio central del mismo, que cuenta con una galería en el segundo piso. A ella se accede a través de la escalera de madera que queda a la derecha del patio.

Para la fachada exterior, obra de Beltrí, encontramos un estilo ecléctico propio de este arquitecto, del que podemos encontrar representaciones en Madrid o Barcelona; además de en otros edificios de la ciudad. La puerta principal, diferenciándose del resto por sus muros acristalados y sus remates en hierro, domina el bajo y el entresuelo.

En el primer piso encontramos el balcón más importante, que destaca por encima de los otros cinco. Toma algunas ideas del Casino de Murcia para inspirarse en su ornamentación, con latiguillos y un diseño de hierros muy característicos.

La planta superior forma una suerte de galería, alternando pequeñas columnas de capiteles geométricos con ventana y medallones que representan diferentes escenas: ciencias, artes, guerra, comercio o industria.


Iluminación y decoración

Sin duda, la iluminación del edificio es uno de los puntos más importantes de su construcción. Precisamente es el patio interior el que dota de una luz especial a todas las estancias principales del Casino. Las galerías del primer piso y del piso superior tienen grandes ventanales que permiten que la claridad atraviese todo el lugar, aunque en la galería superior encontramos cristales grabados al ácido con diseños de cañas y palmeras.

El estilo de decoración es principalmente modernista, algo que puede verse de manera muy concreta en el gabinete de lectura. Se adquirieron piezas de diversos lugares, como muebles de Viena, azulejos de Triana unas lámparas con forma de mujer de Francia. La escalera en la que trabajó Amaré presenta barandas y barrotes de forja, con formas de flores y naturaleza.


Salón de baile y biblioteca

Mención aparte merecen estas dos estancias. Ambas tienen un estilo muy cuidado, con la madera como elemento principal de su decoración. Las flores son el tema central para la sala de baile, mientras que la biblioteca mantiene un estilo sobrio propio de un lugar destinado a la lectura.

Merece la pena destacar un elemento de cada una de estas habitaciones. En el salón de fiestas encontramos una escultural lámpara, posiblemente de procedencia gala, llamada ‘Gloria coronando al Genio’. En la biblioteca, solo tendremos que mirar hacia arriba para descubrir la claraboya que da luz a todo el espacio, con una estructura de madera y adornos de azulejos.

Esperamos que esta ‘visita guiada’ por la historia y la arquitectura del Casino de Cartagena te haya parecido interesante. Recuerda que siempre puedes pasarte por la ciudad y disfrutar de sus calles, de su cultura y, por supuesto, de la Casa del Marqués de Casatilly.

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