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Impactante quidente 'judásico'

El quinteto de 'sacerdotes' de la legendaria banda 'Judas Priest' dio brillo musical al metal en el inicio del tercer 'Rock Imperium Fest' ante miles de personas con una actuación que duró 103 minutos y que culminaron sacando una moto al escenario para interpretar 'Turbo Lover', poniendo el broche Rob Halford al expresar su satisfacción por el concierto diciendo: "¡Puta madre, plis!".



No sé qué pasará cuando las cosechas que del rock que brotaron en el siglo XX se agoten, pues sus sucedores son conocidos pero no llegan al 'olimpo' de la musica rocosa (rock) o la de metal pesado (heavy metal) que alcanzaron varias bandas, algunas de las cuales ya han pasado por Cartagena, como 'Scorpions', 'Deep Purple', 'Kiss' o 'Europe'. Ayer, dentro de esa línea de legendarios, fue 'Judas Priest' el que subió al escenario.



El grupo surgió en 1969 con el nombre de 'los sacerdotes de Judas' (Judast Priest), influenciados por la canción 'The Ballad of Frankie Lee and Judas Priest' de Bob Dylan. Su composición ha sido total con respecto al origen, siendo su principal emblema de aquellos primeros años el vocalista, Rob Halford, incorporado en 1973 y que en la actualidad tiene 73 años de edad.

Pese a esa condición de septuagenario, que también tuvieron estos últimos años integrantes de 'Deep Purple' y 'Kiss', entre otros, la fuerza demostrada en todo momento fue impresionante, sin apenas descanso entre tema y tema. Tampoco hubo 'solitarios' de algunos músicos para dar tiempo de descanso al resto. Fue una hora y 43 minutos de impactante sonido.

Estos últimos días, 'los sacerdotes de Judas' han arrasado en Pamplona y en Madrid, atrayendo a miles de personas. En 'La Trimilenaria' no fue menos pese a ser miércoles laboral con un público entregado en todo momento en una actuación que comenzó siete minutos antes por el temor de que apareciera la lluvia, pues un cielo de relámpagos acechaba.

Difundir el nuevo álbum 'Invincible Shield' es la base de la gira europea en la que están enfrascados y por la que han tenido tres actuaciones en España, la de la mitad norte, la del centro (la capital) y la de la mitad sur, que corresponde a 'Rock Imperium Fest'.

Desde el primer tema, la fuerza musical era arrolladora. Es más, en el segundo tema, hasta la potenciaban las escenas añejas de personas golpeando con mazos.

El arranque fue con el luminioso y colorido quidente (como un tridente, pero de cinco puntas, una por componente) elevándose en el escenario. Los colores luminosos y las proyecciones en una gran pantalla fueron el marco en que se desenvolvieron Rob Halford, Richie Faulkner, Scott Travis, Glenn Tipton, Andy Sneap e Ian Hill. Genial la voz, pero no menos las guitarras y la batería, adornando las escenas los pelos largos batidos con giros de cabeza, guitarras que se elevaban con una mano o lanzamiento de las púas de las cuerdas, entre otros elementos.  Clásicos que potenciaron la espectacularidad.

Antes de la tercera canción ya se esucharon los cánticos de "¡oé, oé, oé...!" del devoto público, que luego (a los 65 minutos) se multiplicaron cuando Rob Halford, quien casi siempre canta con la mirada apuntando hacia abajo, elevó su rostro para llevar a cabo unos minutos de juegos de voces con el público.

Los considerados como 'dioses del metal' triunfaron tanto para los más jóvenes como para sus canosos seguidores de siempre. Unos decían "¡Qué bien tocan!" y otros proclamaban "¡Qué bien tocan en directo!", según si eran oyentes de nuevo cuño de su música o seguidores con canas, pero que, para muchos, anoche fue la primera vez que tuvieron ocasión de esta 'de forma analógica' frente a ellos.


Al público le encantó y pienso que a estos grandes 'judásicos' también, pues la frase "¡Puta madre, plis (supongo que se refería a 'please')!" le salió a Rob Halford del alma tras acabar el tema final, el mítico 'Turbo Lover', para el que apareció sobre el escenario sobre una moto y dándole al puño.



El público pidió algún 'bis'. No hubo y, tras unirse el quinteto para saludar comenzó el éxodo de la Cuesta del Batel de miles de personas con la satisfacción de vivir un noche muy difícil de repetir, salvo que en septiembre u octubre le pille a uno en el otro lado del 'gran charco', en los EEUU, pues por allí seguirá el metal sonoro de 'Judas'.


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