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Cartagena en 'la dimensión Kiss'

La mítica banda estadounidense celebra su último concierto en España con un espectáculo para la historia que tuvo como marco el 'Rock Imperium Fest' de Cartagena con una banda que lo dio todo desde un escenario con chorros de fuego y esfinges gigantes, con los artistas volando sobre el público o lanzando llamas por la boca, además de un final jubiloso de confetis al que pusieron broche los fuegos artificiales y en el que Paul Stanley destrozó su guitarra golpeándola contra el suelo.



Ahí queda. Cartagena vivió una noche que se recordará mucho tiempo y no sólo porque fuera la despedida de 'Kiss' de los escenarios de Europa, sino también por la forma en que lo hicieron. Lo dieron todo y muchos vivieron esos conciertos de rock de otra dimensión que sólo habían visto en imágenes.

Diez y veinte de la noche. Miles de personas frente al escenario y sus laterales (donde lucen las esfinges gigantescas de los cuatro músicos), bastantes con los móviles levantados esperando el momento del inicio del concierto para grabar. El suelo comienza a vibrar y la gran lona con las letras 'KISS' cae, apareciendo el cuarteto sobre plataformas hexagonales que van bajando desde muchos metros de altura. El nivel de fervor del público parece máximo, pero aún puede elevarse más, como se comprueba cuando comienza a sonar 'Detroit Rock City', una apertura que complementan 'Deuce' y 'War Machine', entre otros temas, que brotan desde un escenario majestuoso presidido por un felino y una cobra de gran tamaño con varios largos chorros de fuego que brotaban de forma intermitente y con los artistas.

El concierto duró algo más de dos horas y tuvo la intensidad esperada. Con inicio y final explosivos, para bajar de intensidad en la parte central. Me explico. El guitarrista Paul Stanley y el bajista Gene Simmons son los dos miembros que quedan del cuarteto original de 1973, en el que Tommy Thayer (guitarra) y Eric Singer (batería) han reemplazado a Ace Frehley y Peter Criss. Los dos pioneros tienen 71 y 73 años de edad, respectivamente, y, aunque sabemos que el rock es eterno, el cuerpo de los rockeros no es el mismo con el paso de los años y más en un grupo donde su llamativo vestuario, rostros pintados y grandes zancos en los pies hace que el calor y el esfuerzo sea mayor que una banda que actúa sin adornos. Por ello, esa zona valle sirvió para que unos descansasen mientras el batería ofrecía un sólo, Stanley y Thayer efectuaban un atractivo duelo de guitarras y Simmons (el más extravagante y con una larga lengua que mostró innumerables veces), quien al principio escupió fuego por su boca mientras sujetaba una espada llameante, protagonizaba un singular número que adornaba con sangre saliendo por sus labios. Kiss es mucha buena música y mucho espectáculo.



Stanley había dicho al público: "No habla en español muy bien, pero comprendo tus sentimientos. Mi corazón es tuyo". Y el público (muchos con las típicas pinturas negras del grupo rodeando sus ojos) le respondió con júbilo y la elevada típica mano cornuta del rock. La entrega era total de unos a otros.



El concierto recuperó en su largo tramo final su pleno espectáculo, especialmente cuando Simmons subió a una tirolina para 'volar' por encima de la masa rockera y llegar a la gran torre de los técnicos, donde saludó a todos y comenzó a tocar mientras que sus compañeros lo hacían en el macroescenario. Hubo un ademán de final con foto del cuarteto con el público detrás, pero era obvio que no lo era. Un sólo de piano preparó el gran desenlace con 'Rock and roll all nite', su gran himno, que agitó a todos mientras una inmensidad de confetis caían sobre una multitud, que también se encontró jugando con grandes pelotas blancas. Final apoteósico y más cuando Paul rompió su guitarra (foto bajo estas líneas) como debe ser en el final de una gran fiesta de rock 'en la dimensión Kiss'. Enseguida, un castillo de fuegos artificiales comenzó a llenar el cielo de colores. Pasaban veinticinco minutos de la medianoche y todos teníamos la sensación de que se acababa de escribir un capítulo con tinta de oro en la música. Fue un 'kiss' (beso, en inglés) a la historia. Y para mayor orgullo de los de aquí, sucedió en la trimilenaria Cartagena.



Kiss fue el epicentro de la tercera y última jornada del 'imperial festival rockero', pero hubo más, como los finlandeses 'Lordi' (foto adjunta) y sus llamativos disfraces y maquillajes, 'elegant Weapons', 'The Winery Dogs' y, entre otros, 'Skid Row' en el cierre.



Ha acabado el segundo 'Rock Imperium Fest' en Cartagena con la esperanza de que habrá un tercero, pues se trata de un evento de tal dimensión que puede ser ambicionado por otros lugares. La organización mereció un '10', mientras que el sonido y el espectáculo deben recibir tanto o más, por no hablar de lo que pueden haber sido experiencias únicas dada la anunciada retirada de 'Kiss' y la aún más avanzada edad de 'Deep Purple' parece que no quedan muchas más oportunidades de tenerlos en estos grandes eventos del rock. También 'Europe' cumple años y los grupos legendarios parecen llamados a colgar, en no mucho tiempo, sus guitarras.  ¿Quiénes le tomarán el relevo? Están entre los que ha sido segunda fila en este 'Rock Imperium', algunos ya conocidos y otros que han ganado mucho enteros con sus directos, como 'H.E.A.T.' y 'Blind Guardian'. El tiempo lo dirá, aunque tenemos la sensación de que ya no será lo mismo. A nosotros nos queda el recuerdo y que nos quiten lo vivido.


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