La madrugada se hace más ‘Pequeñica’

Escrito por Carlos Illán Ruiz - 21DEhoy agenCYA. 7 de abril de 2023-VIERNES.

La noche del Encuentro, al cambiar parte del recorrido, redujo en unos cincuenta minutos su duración y facilitó que más personas esperasen a verla entrar en Santa María, pues sólo transcurrieron dos horas entre la salve de ‘la plaza del Lago’ y la que recibió la Dolorosa en la recogida. GALERÍA DE FOTOS (pinchar aquí)

La popular noche de Encuentro tiene muchas formas de vivirse. Unos lo hacen por devoción, otros por diversión y los hay que se la pasan trabajando, como personal de limpieza de Lhicarsa, policías locales, personal de hostelería y, entre otros, algunos periodistas y fotógrafos de prensa. La parte que nos compete es la primera, la que gira en torno a la actividad procesionista en la madrugada más esperada, esa en la que Cartagena no duerme. Desde los primeros minutos del Viernes Santo, romanos y granaderos ya anuncian a la ciudad que ha comenzado el gran día marrajo, que este año acompaña también una luna llena. Paralelamente, miles de personas protagonizan un tránsito constante por la ciudad.

Cuatro desfiles pasionarios salieron desde distintos lugares:
Primera Procesión: Mujer Verónica - 2.00 horas desde Santa María Gracia. Composición: Santo Cáliz, Granaderos, Condena de Jesús, Primera Caída y Verónica
Segunda procesión: Jesús de Medinaceli - 2.10 horas desde la Universidad Politécnica. Composición: Tercio y trono.
Tercera Procesión: Nuestro Padre Jesús Nazareno - 2.30 horas desde la Pescadería de Santa Lucía. Composición: Soldados Romanos y tercio y trono del Nazareno
Cuarta procesión: Santísima Virgen Dolorosa (La Pequeñica) - 2.45 horas desde Santa María. Composición: tercios y tronos de San Juan y de la Virgen Dolorosa.

La Pescadería volvió a estar desbordada. Cientos de personas, entre láguenas y reparos, esperaban la salida del Nazareno por esa reja que sólo se abre cada año esta madrugada. Al poco de salir, primera saeta a cargo de Paco Severo. Después, rumbo a El Pinacho y de ahí a 'la plaza del Lago', donde tiene el esperado encuentro con su madre, 'La Pequeñica', quien ha salido de Santa María, al igual que antes los hizo la Verónica, mientras que el Medinaceli de la Agrupación de los Estudiantes lo hizo, con acto específico y música universitaria, desde la Politécnica. El encuentro fue casi puntual (4.31 horas) ante una multitud inmensa de miles de personas, siendo difícil cuantificarlas. Canto de la Salve, himno de España, saetas, ovaciones... Hasta ahí, lo habitual, el cambio importante llegó con la segunda parte. Bueno, antes de seguir, dos detalles. Uno que se estrenaba suelo al haberse peatonalizado la plaza con su entorno. Por otro, que el vallado instalado ha generado un palco o balcón del que hicieron uso muchos para contemplar el momento cumbre de la madrugada procesionista.

El casco antiguo tiene dos sectores bien diferenciados esa madrugada, siendo la no procesionista, la de diversión ligada al alcohol, la que va desde las calles Palas y Cuatro Santos, pasando por Cañón y alcanzando los callejones que desembocan en la calle del Rey. La procesión, conforme se acercaba a esa área, ya percibía 'otro mundo' no cofrade, como se plasmaba con un cruce habitual de jóvenes usuarios de la zona de marcha entre los tercios. No hubo incidentes que reseñar, pero es obvio que se trata de una 'zona pantanosa' para la procesión, y más recordando tristes incidentes de hace unos años. Por ello, pareció muy normal que el recorrido de vuelta del desfile marrajo omitiese las calles Cañón y Mayor, optando por pasar por calle Jara y de ahí a la iglesia. El resultado fue que, al haber menos metros, la recogida se adelantó unos cincuenta minutos con respecto a 2022 y que más personas optasen por aguantar hasta ese final y que más fieles lo hagan en los próximos años. No es lo mismo seguir dos horas más que hacerlo tres.

Mientras se producía el Encuentro, la cabeza de la procesión, con los hermanos del Nazareno, estaban en la esquina del Gran Hotel, a escasos metros de la iglesia. El ambiente en ese lugar era bastante más desangelado que en la plaza de la Merced, pero conforme iban llegando tercios, la cifra fue aumentando. La recogida, coordinada en el exterior por el comisario de iglesia, fue brillante tanto por parte de penitentes y músicos, como por los tronos, especialmente los llevados a hombros, cuyo portapasos no escatimaban lanzar gritos de júbilo con los nombres de las imágenes que portaban: Medinaceli, Nazareno, San Juan y Dolorosa. Fueron también los tronos con más promesas detrás. El final fue apoteósico, con la salve, el himno de España, cohetes y los granaderos rindiendo honores a la Virgen. Por cierto, el pasado año, esta última agrupación recuperó el vestuario blanco y este año ha repetido con buenos comentarios de los espectadores.

Es una noche cargada de alicientes de la propia procesión. Unos son habituales, como los reseñados Encuentro y recogida, además de orden, calidad artística, música y flor, a los se suman la cruz reliquia del siglo XVIII, el capote torero que va delante del trono de la Verónica, los hachotes de butano de los 'capirotes' de San Juan..., hay que mentar las novedades de esta edición. Los romanos luciero restaurado su lábaro insignia; la agrupación del Expolio llevaba restaurados los brazos del Cristo e incorporó el casco al soldado romano del trono y el Medinaceli plateó el 'lignum crucis' con motivo del 50 aniversario su fundación. Otros cumpleaños especiales son que se cumplían 75 años desde que llegó el grupo de la Verónica y que hace un cuarto de siglo lo hizo el de la Primera Caída.

La madrugada del Encuentro fue, procesionistamente hablando, más corta, pero no perdió nada de su sentido y de sus alicientes, sino que evitó riesgos y ahora invita más a que el público espere hasta la recogida. Además, ahora es nocturna de principio a fin. En principio, parece un acierto.